Un estudio realizado en abejas melíferas jóvenes, aquellas que aún no salen a recolectar néctar, mostró que la exposición crónica a trazas de glifosato e insecticidas en el alimento afecta la sensibilidad gustativa y la memoria. Esos efectos nocivos, que ya habían sido observados en abejas adultas recolectoras, pueden poner en riesgo la supervivencia de las colmenas.
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